lunes, 9 de mayo de 2011

Antonio Gala

Hoy he visto a Antonio Gala en la tele. Él probablemente no lo sabe, pero hace ya muchísimo tiempo que ingresó en un club exclusivo; ese club exclusivo en los que sólo acceden determinados seleccionados, sí, el club de los inmortales
Porque aunque él no lo sepa - y aún no le ha llegado la invitación para poder acceder, tener derecho al caldarium y al tepidarium, o a divagar a lo largo de la palestra como Charles Laughton en Espartaco - Antonio Gala es inmortal. Y ese punto él tampoco lo sabe. Su nombre nunca faltará en las bibliotecas. Su hablar pausado ya ha quedado registrado, sus palabras quedaron grabadas, sus frases han despertado la curiosidad literaria de miles de personas. Sí, cuando el falte, pero no habrá muerto, habrá ascendido a través del espacio y el tiempo, habrá tenido nacimiento, pero no tendrá jamás fin. Esa es la grandeza de la buena literatura y, cómo no, del buen autor.