viernes, 26 de diciembre de 2008

CASAS A LA MALICIA

Por cierto, lo de las casas a la malicia es algo curioso en Madrid. Resulta que los habitantes de Madrid tenían obligación de acoger a los funcionarios reales de la Corte española en sus viviendas siempre que éstas tuvieran dos plantas – siglos XVI a XVIII, iniciándose con Felipe II – cediendo la mitad de la superficie de la misma y siempre que las características de ésta lo permitieran. Pues resulta que a los habitantes de la capital esto no les hacía mucha gracia, así que se las ingeniaban para que o bien la segunda planta se disimulara de cara al exterior, y sólo tuviera unos pequeños ventanucos, o bien escondiendo ciertas habitaciones, construyendo entreplantas o con ventanas a distintas alturas. Puesto que al establecerse la Corte de manera permanente en Madrid, debía de ser algo normal en la capital.

LOS RECUERDOS DE MADRID


Sé que Madrid es como cualquier otra ciudad, pero los recuerdos de la gran ciudad tienen carácter agridulce para mí:

- Un padre y un hijo esperando con el carro de la compra junto al Supermercado del piso donde vivía. Eran pasadas las 10 de la noche, así que el supermercado estaba cerrado, ambos se encontraban sentados en el escalón del edificio, y yo me preguntaba el por qué de aquella espera – mi calle no era céntrica, y en la gran ciudad aprendes a desconfiar de todo -. Hasta que por fin salió uno de los empleados con el contenedor de basura. Sin prisa, se levantaron y comenzaron a buscar en su particular “compra” en el contenedor del supermercado, y a guardarlo en su carrito. Son “las tres velocidades” de la gran ciudad
- Considero que la calidad de vida de una ciudad se mide por la cantidad de ancianos y jubilados que se ven por las calles. Si hay muchos ancianos por la calle es una ciudad “amigable”, puesto que cuando nos hacemos mayores cada vez nos es más difícil la gran ciudad. En Madrid veía a los ancianos en batín, asomados a las ventanas, día tras día, hasta que me dí cuenta que quien los miraba era yo, en batín, tras otra ventana idéntica.
- en Madrid raramente nieva. Recién llegado y buscando el alquiler me nevó encima. Es algo curioso ver todo blanco, para alguien que es de secano, al estilo de un Paco Martínez Soria que se suelta en pleno centro de negocios madrileño. Confiere a la ciudad un tono agrisado uniforme. El frío era muy intenso.
- En broma siempre comentaba que Madrid estaba “hueco”. Me llamó la atención la cantidad de túneles para el tráfico en la misma ciudad, para los trenes y para el metro. Incluso yendo por los túneles y desviarte en un garaje subterráneo, o deambular por las calles subterráneas a imagen y semejanza de las exteriores.
- Me encantó los paseos por el centro. Siempre abarrotado de gente, de músicos, publicidad, espectáculos. Allí fui a mi primer musical, a mis años. Es algo que normalmente no habría hecho nunca, pero francamente me encantó. Fueron cuatro horas que se me hicieron cortas, y curiosamente fui en Navidad. Y los museos de Madrid me encantaron, sobre todo el arqueológico, el Prado y el Thyssen. Pasear por las calles más “in” como Fuencarral con su mercado herido de muerte y Hortaleza, o Malasaña y sus restaurantes Fashion. O por la avenida en plena feria del libro antiguo, o Reyes en la plaza de Cibeles. Y los fines de semana pasear al tímido sol de la tarde.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

LA TRAMPA DE LA LIQUIDEZ

Pues sí, señores, el caso es que en USA han bajado los tipos hasta el 0-0,25%. Y eso es echar toda la carne en el asador, pues si la situación económica empeora, ya no se podrá bajar de nuevo los tipos de interés para mejorar el consumo.

Además se corre el riesgo de la “trampa de la liquidez”, que implica que a tipos muy bajos, una nueva bajada no tendría efectos en la economía, y la política monetaria dejaría de tener efecto. La política monetaria se basa en tres puntos
1.- fijar los tipos de interés
2.- variación del coeficiente de caja a los bancos – porcentaje de efectivo que tienen que tener los bancos “inmovilizado” como garantía-
3.- operaciones de mercado abierto – el Estado vende más deuda pública para así recoger más dinero del sistema, y viceversa.

No existen incentivos para que la gente invierta, puesto que reporta un beneficio muy bajo – ya que estos tipos se trasladan al mercado – por lo que la gente cree más útil tener dinero disponible. Y no cabe alternativa de volver a rebajar los tipos puesto que estos están próximos a cero. Es decir, la curva de demanda de dinero se vuelve totalmente elástica y un incremento de la oferta monetaria no logra que los tipos de interés baje, sino que ese dinero cuesta casi lo mismo tenerlo disponible.

Y George W Bush ha tenido que dar su brazo a torcer y comentar que deben aplicar políticas que no son del todo liberales precisamente para defender el liberalismo económico. Al igual que el presidente de la CEOE que explicó que en esta crisis se debería “hacer una pausa en la economía de mercado”, aunque sin renunciar a la flexibilización del mercado de trabajo, lo que implicaría que serían de nuevo los logros sociales y el currito de a pie quienes pagaran el pato económico. Afortunadamente las 65 horas semanales de trabajo no ha salido vencedor en Bruselas. La revolución industrial hace tiempo que pasó.

La trampa de la liquidez ya la esbozó un economista de principios de siglo, tras el crack de 1929, John Maynard Keynes. Y también convino en decir que en épocas de crisis se debía incrementar el gasto público para activar la economía – recordemos que si lleváramos el gobierno como si fuera nuestra propia casa, en épocas de crisis reduciríamos el gasto e inversión y no al revés como prevé este señor -. Sería la única manera que tenemos de reactivar el consumo y la economía si nos falla el último cartucho de los tipos de interés.

Estamos viviendo escenarios nuevos, momentos pantanosos donde nada se ha hecho antes. Sólo existe teoría al respecto. Tiempos interesantes y aciagos.

viernes, 12 de diciembre de 2008

SANGRE, SUDOR Y LÁGRIMAS


Dice la maldición "ojalá te veas condenado a vivir tiempos interesantes". Y es así de triste... las épocas de crisis - y no me refiero solo a la económica - son los momentos de creación. Puede que en los momentos de bonanza económica la mente se embota, pero cierto es también que de los momentos difíciles nacen las mejores ideas. Y no estoy defendiendo los momentos actuales. Es triste ser un Ninja en Estados Unidos, es triste ser un mileurista en España. Vivimos momentos que se han comparado con la recesión de final de la II Guerra Mundial, y ahora mismo no vale aquello de prometer "sangre, sudor y lágrimas" que dijo Churchill.

Tiempos interesantes, tiempos duros. La vida avanza a golpes de crisis, siempre repetidas, del dios de la destrucción. El imperio romano cayó, la II Guerra Mundial, Crack del 29... Creados por el único depredador que nos queda: nosotros mismos.

De este período hay que extraer alguna moraleja, sobre todo de quienes pueden influir en el mundo de manera significativa. No podemos olvidar que vivimos tiempos interesantes. Ya existía especulación inmobiliaria en Roma antigua, y Craso - que junto con Julio César y Pompeyo creó el segundo triunvirato - ya enviaba a los bomberos a apagar los incendios de la ciudad en el siglo I antes de Cristo, pero después de que su dueño hubiera firmado la venta por tres perras gordas de la propiedad. ¿hemos aprendido de nuestros errores?, y Roma era carísima, los constructores levantaban edificios de muchísimas plantas con materiales de poca calidad. Era normal que los edificios se vinieran abajo. De hecho el emperador Augusto prohibió que se construyeran edificios de más de 7 pisos. Y en los pisos superiores había una especie de "estudios" pequeñísimos, que valían menos que los bajos porque en aquel tiempo no existían ascensores. Un romano te diría que los precios del primer siglo antes de Cristo en la capital eran "prohibitivos".

Dicen que de las consecuencias de estos momentos surgirán nuevas reglas. Pero francamente, eso es confiar demasiado en los hombres.

jueves, 4 de diciembre de 2008

ECONOMÍA DOMÉSTICA Y AHORRO

No será la primera vez que escuchamos a alguna persona decir aquello de … “pues que me dejen a mí la economía del país… esto es como llevar una casa …”
Pero la economía doméstica no es como la economía estatal. Existen diferencias irreconciliables. La principal es que en épocas de crisis el gobierno debe gastar más – subsidios de desempleo y ayudas, subvenciones a empresas, medidas fiscales, …-

Actualmente todos intentamos conseguir maneras de ahorro.
- Gasolina: existen tarjetas de descuento de carburante, ahora no tanto las que conceden puntos, como las que realizan hasta un 2% de bonificación del carburante mensual consumido. Además existen hipermercados donde la rebaja puede llegar de un 6% a un 10%. Al consejo habitual de utilizar marchas largas, de no acelerar más de lo preciso y no exceder de 100 kms por hora, he oído que es preferible no llenar el tanque completo para evitar la evaporación, el freno utilizarlo lo necesario – mejor dejar que el vehículo vaya reduciendo paulatinamente, no frenar en el último momento. Aún así y debido a la rebaja de precio del barril de petróleo hasta menos de 50 dólares, la gasolina no ha respondido a la misma velocidad, aunque respiramos a menos de 0,90 euros el litro.
- Tipos de interés: afortunadamente el Banco Central Europeo ha rebajado el precio del dinero hasta el 2,5%. El euríbor guarda una correlación directa con este porcentaje: a él se referencian la mayoría de las hipotecas actuales, por lo que es de prever que éste último vaya descendiendo en los próximos meses; hay que tener en cuenta que el euríbor que utilizamos es la media a un año, por lo que sus subidas y bajadas son menos bruscas.
- Consumo: la inflación desciende, era de esperar puesto que las economías domésticas gastan menos; la venta de vehículos en noviembre ha descendido un 49%. Los precios se irán moderando. Ojo de todos modos con la relación calidad-precio, no vaya a ser que nos vendan algo muy rebajado y nos lo escatimen en la calidad.
- Precios: en mi particular cruzada por la búsqueda de precios más bajos llego a comprar hasta en tres establecimientos diferentes. Aunque ello no supone problema alguno porque tengo listas diferenciadas. Y no existe un establecimiento donde TODO sea más barato, normalmente existen precios de reclamo, que son los más baratos – sólo unos cuantos -, y luego hay que comparar el resto de artículos. Actualmente puede salir más barato las verduras directamente en las verdulerías y fruterías. Todo es cuestión de comparar. Además es difícil rechazar las compras compulsivas, esas que se hacen por capricho y que no son necesarias. En ellas caemos todos, hombres y mujeres y suelen ser un porcentaje elevado del presupuesto mensual.
- Tarjetas: las tarjetas de crédito pueden servirnos para posponer pagos no programados, pero debemos ser muy cautos con los mismos, o nos podemos encontrar con otro dinero más “apalancado” si disponemos de la tarjeta en su totalidad. Con estas tarjetas hay que tener disciplina.
- Estado: es hora de que el Estado tome cartas en el asunto y se endeude, porque para eso está, para promover el empleo. Durante la depresión americana tras el crack del 29, en lo que se dio en llamar el New Deal americano, una de las medidas que se instauraron fue realizar grandes repoblaciones forestales empleando a gran número de personas para ello. Algo parecido parece que revolotea por las mentes de nuestros gobernantes.

En resumen, planificar muy bien los gastos fijos. Esta es parte del problema actual: bien por la facilidad de crédito hasta la fecha por la bonanza económica, sumado a que los cálculos se hicieron sobre tipos inferiores, y que nadie se esperaba esas subidas de tipos tan bestiales – en 2004 rondaban el 2,20%, a finales de 2008 el 5,38% - el endeudamiento familiar llegó a cotas nunca vistas. A la espera de que el gobierno proponga un paquete de medidas efectiva que realmente ayude a las familias a sobrellevar los riesgos contraídos.

martes, 2 de diciembre de 2008

CALENTAMIENTO GLOBAL, PETRÓLEO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO.

El calentamiento global es un hecho, y en eso creo que todos estamos de acuerdo. Sin embargo muchas veces debemos preguntarnos el por qué los gobiernos no hicieron nada al respecto, mientras que ahora lo tenemos hasta en la sopa.

El petróleo actualmente es un oligopolio. El omnipresente petróleo dominado por unas pocas manos, con ramificaciones en el poder – sin ir más lejos en la familia de Bush -. Y hasta hace poco el calentamiento global no existía. Los gobiernos hacían oídos sordos a este problema. La opinión pública siempre está mediatizada por las noticias que conseguimos, y estamos acostumbrados a la autonomía de los motores de gasolina, a su potencia y velocidad. Adoptar otra tecnología alternativa implicaría tener que volver “atrás” en el tiempo, menos tiempo de autonomía, menos potencia, menos velocidad. Y hay que tener en cuenta que aunque yo quiera una nueva tecnología limpia, si los gobiernos no ponen cartas en el asunto, no hay nada que hacer.

Pues bien, la guerra en Iraq y su pacificación ha sido un fracaso, pese a las dos intervenciones de padre e hijo. Por otro lado ya se han agotado el 50% de los recursos petrolíferos mundiales, no se encuentran nuevos yacimientos desde hace años, y ya estamos lejos de la mayor producción registrada. Es hora de cambiar de fuente energética, pero ¿qué hacer?. Pues los gobiernos lo tienen claro: El miedo.

El miedo ha funcionado siempre. Desde la época de las brujas, que en teoría “arruinaban las cosechas” si pasaban sobre tu sembrado – no señor, no era la miseria que había por culpa de pagar el diezmo o al señor feudal.. Entonces y solo entonces de repente descubrimos – oh, maravilla – el calentamiento global. Puesto que hay que convencer a los ciudadanos que compren coches híbridos, que ahorren energía, que reciclen. Es en ese instante cuando por fin se toman cartas en el asunto. Miedo a la subida de las mareas, miedo a las lluvias torrenciales. Y olvidamos que por ejemplo en el siglo XVI ya hubo una pequeña era glacial en Europa, más fría de lo normal., con nevadas y bajas temperaturas.

Además tenemos a 20.000 científicos que niegan que ésta sea la única razón. Y también hay otros que comentan que estamos a las puertas de una era glaciar.

Pero claro, ahí está Al Gore, con su película, premio Nobel de la Paz, pero olvidamos que bajo el gobierno de Clinton no hizo absolutamente nada contra el cambio climático, pero quedarse sin trabajo es otro problema, y Al Gore ha encontrado la solución en la especialización en medio ambiente.