jueves, 4 de diciembre de 2008

ECONOMÍA DOMÉSTICA Y AHORRO

No será la primera vez que escuchamos a alguna persona decir aquello de … “pues que me dejen a mí la economía del país… esto es como llevar una casa …”
Pero la economía doméstica no es como la economía estatal. Existen diferencias irreconciliables. La principal es que en épocas de crisis el gobierno debe gastar más – subsidios de desempleo y ayudas, subvenciones a empresas, medidas fiscales, …-

Actualmente todos intentamos conseguir maneras de ahorro.
- Gasolina: existen tarjetas de descuento de carburante, ahora no tanto las que conceden puntos, como las que realizan hasta un 2% de bonificación del carburante mensual consumido. Además existen hipermercados donde la rebaja puede llegar de un 6% a un 10%. Al consejo habitual de utilizar marchas largas, de no acelerar más de lo preciso y no exceder de 100 kms por hora, he oído que es preferible no llenar el tanque completo para evitar la evaporación, el freno utilizarlo lo necesario – mejor dejar que el vehículo vaya reduciendo paulatinamente, no frenar en el último momento. Aún así y debido a la rebaja de precio del barril de petróleo hasta menos de 50 dólares, la gasolina no ha respondido a la misma velocidad, aunque respiramos a menos de 0,90 euros el litro.
- Tipos de interés: afortunadamente el Banco Central Europeo ha rebajado el precio del dinero hasta el 2,5%. El euríbor guarda una correlación directa con este porcentaje: a él se referencian la mayoría de las hipotecas actuales, por lo que es de prever que éste último vaya descendiendo en los próximos meses; hay que tener en cuenta que el euríbor que utilizamos es la media a un año, por lo que sus subidas y bajadas son menos bruscas.
- Consumo: la inflación desciende, era de esperar puesto que las economías domésticas gastan menos; la venta de vehículos en noviembre ha descendido un 49%. Los precios se irán moderando. Ojo de todos modos con la relación calidad-precio, no vaya a ser que nos vendan algo muy rebajado y nos lo escatimen en la calidad.
- Precios: en mi particular cruzada por la búsqueda de precios más bajos llego a comprar hasta en tres establecimientos diferentes. Aunque ello no supone problema alguno porque tengo listas diferenciadas. Y no existe un establecimiento donde TODO sea más barato, normalmente existen precios de reclamo, que son los más baratos – sólo unos cuantos -, y luego hay que comparar el resto de artículos. Actualmente puede salir más barato las verduras directamente en las verdulerías y fruterías. Todo es cuestión de comparar. Además es difícil rechazar las compras compulsivas, esas que se hacen por capricho y que no son necesarias. En ellas caemos todos, hombres y mujeres y suelen ser un porcentaje elevado del presupuesto mensual.
- Tarjetas: las tarjetas de crédito pueden servirnos para posponer pagos no programados, pero debemos ser muy cautos con los mismos, o nos podemos encontrar con otro dinero más “apalancado” si disponemos de la tarjeta en su totalidad. Con estas tarjetas hay que tener disciplina.
- Estado: es hora de que el Estado tome cartas en el asunto y se endeude, porque para eso está, para promover el empleo. Durante la depresión americana tras el crack del 29, en lo que se dio en llamar el New Deal americano, una de las medidas que se instauraron fue realizar grandes repoblaciones forestales empleando a gran número de personas para ello. Algo parecido parece que revolotea por las mentes de nuestros gobernantes.

En resumen, planificar muy bien los gastos fijos. Esta es parte del problema actual: bien por la facilidad de crédito hasta la fecha por la bonanza económica, sumado a que los cálculos se hicieron sobre tipos inferiores, y que nadie se esperaba esas subidas de tipos tan bestiales – en 2004 rondaban el 2,20%, a finales de 2008 el 5,38% - el endeudamiento familiar llegó a cotas nunca vistas. A la espera de que el gobierno proponga un paquete de medidas efectiva que realmente ayude a las familias a sobrellevar los riesgos contraídos.

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